jueves, 15 de octubre de 2009

Doraemon Logo Google - Curiosidades





Por primera vez en la historia google se une al festejo y modifica su logo celebrando a uno de los personajes más populares del anime. Supuesta mente en la historia original del manga Doraemon fue construido el 3 de Septiembre del 2112. Doraemon aun no nace; es como esperar su nacimiento año con año en esta fecha especial se trasmiten especiales de Doraemon por la televisión; Además se prepara mercancía promocional especial para dicha fecha. El portal Google.co.jp mantuvo visible el logo durante 24 horas.

Se planea la construcción de un museo en honor al prestigioso mangaka  Hiroshi Fujimoto creador de Doraemon, espera ser inaugurado el 3 de Septiembre del 2011. El Museo tendrá el nombre de Fujiko F. Fujio

Fuentes:

miércoles, 14 de octubre de 2009

Ya se chingaron a Naruto; o “no juegues al ninja que te puedes sacar un ojo”.

¿Recuerdan ese capítulo de South Park en el que los niños se ponen a imitar un anime, compran armas de ninja en el mercado y terminan casi sacándole el ojo a uno de sus amigos? Pregunto, por que fue lo primero que pensé al notar que la semana pasada, sin mediar aviso alguno, Cartoon Network de Latinoamérica, fiel a su slogan (“en CN hacemos lo que queremos”). simplemente hizo un “jutsu de desaparición” y eliminó a Naruto de su programación, sin previo aviso. Pero vamos por partes; para tratar de entender por qué y como pasó esto.

Después de decenas de repeticiones de la misma tanda de episodios (hasta el 70 y tantos, si la memoria no me falla) a principios del mes de agosto Cartoon Network anunció con bombo y platillo que estrenaría “nuevos” episodios de la serie, dando continuidad a la transmisión de la misma. Naruto sería transmitido de lunes a jueves, en horario vespertino (a las 5:30 PM hora del centro de México) y el estreno estaba acompañado del obligado patrocinador, que en este caso era una marca de edulcorante imitación chocolate.

El “estreno” tenía todo para arrasar con la audiencia vespertina: estaba a una hora en la que todos los estudiantes ya habían regresado a casa, después de la hora de la comida, antes de las telenovelas nocturnas (cuando las madrecitas santas expropian la TV) y contaba con el respaldado de un patrocino. ¿Entonces? ¿Qué pasó? Aparentemente, lo mismo de siempre y no hace falta ser un “insider” en una agencia de relaciones públicas para deducirlo: algún padre se quejó, algún pendejo niño lastimó al compañerito “jugando al naruto” y eso bastó para que el patrocinador se acobardara retirara el apoyo de su marca ipso facto y el programa saliera como pedo. Punto.


Quienes se oponen a este tipo de programas (los épicos shounen con cientos de capítulos) tienen argumentos perfectamente válidos para inconformarse: los chicos se distraen de sus estudios, no aprenden nada que los ayude y tampoco faltan los imbéciles que se lastimen imitando al programa -y en una economía en vías de desarrollo, los imbéciles son un recurso económico indispensable al que hay que cuidar-. Ahora, claro está, si de lo que se trata es de quitar pendejadas perniciosas para los niños ¿Por qué hay otras series de anime del mismo estilo a las que no sólo no cancelaron, si no que repiten una y otra vez? A continuación mis observaciones:

Saint Seiya es un épico shounen con todos los clichés: batallas sangrientas, personajes que mueren y reviven a cada rato, paganismo y ataques con nombres llamativos. La serie simplemente es tan violenta, que por más que la editaron nunca pudo transmitirse de acuerdo a los códigos morales de la televisión Americana (¡ni siquiera en cable básico!). En Latinoamérica en general y México en particular tuvo la suerte de estrenarse en un periodo en el que los códigos sobre contenidos eran más laxos y además, el trasfondo mitológico de la serie terminó haciendo que algunos padres la aceptaran diciendo “bueno, por lo menos aprenden sobre mitología y sobre las constelaciones, cuenta como cultura general”.

En el caso de Dragon Ball Z, en México ya se habían establecido los mencionados códigos sobre contenidos, sin embargo se pudo disfrutar de una versión con muy poca edición. Me aventuro a pensar en dos factores: el primero es que a pesar de que es un programa violento, la violencia es tan fantástica que hace difícil que los niños puedan lastimarse al imitar los movimientos de los personajes. Lo segundo es que el personaje protagónico es un padre de familia y uno de los dogmas del conservadurismo dictan que: todo aquel que tenga hijos, debe ser buena gente. “¡Creceos y multiplicaos hijos míos!”

En el caso de “Bakugan” el programa en sí es un infomercial para vender juguetitos chinos manufacturados por mano de obra envilecida y vendidos a sobreprecio. Es una fórmula ya probada que se repetirá una y otra vez. Hasta donde sé un “bakugan” es la versión Siglo XXI del juego de canicas, sustituyendo las canicas que costaban $10 pesos el centenar por unas pelotitas de plástico coleccionables que cuestan casi $100 pesos por pieza. Igualito que el otro “anime” en el que usaban unos trompos de plástico futuristas ¿GayBlade? ¡Esto es negocio y no arte, chingada!


Y a todo esto ¿Qué pasa con Naruto? ¿Por qué es tan detestable? -Elaboro- El trasfondo mitológico de la serie es hiper japonés; muy rebuscado para los estándares de occidente, por lo que no se considera que tenga valor cultural alguno. Los personajes son falibles y conflictuados; por ejemplo: Tsunade es una ludópata que vive en el exilio, Naruto es un “underdog” al que discriminan en su villa, Jiraiya (el maestro de Naruto) es briago, derrochador y mujeriego (¡como buen macho mexicano, chinga!). Obviamente, este tipo de características hacían que los personajes fueran verosímiles y accesibles pero ¿a poco a un fanático dogmatizado que cree que a su vástago le están dando un “mal ejemplo” le vana importar una mierda los fundamentos de la construcción dramática? Si a eso, le sumamos que se lanzan “estrellas de ninja” y hay muchas muertes de personajes; el epitafio de Naruto diría: “es una pendejada que sólo les enseña a los niños a sacarse los ojos”.

RIP Naruto, fuiste muy irreverente para tu propio bien. Pero no te preocupes, One Piece te acompaña en la tumba. Al fin y al cabo, el anime es –otra vez- un producto de nicho.

Por lo pronto, si no está en cable, ya me lo perdí. No me interesa estar pepenando pedazos de capítulo en yuutube ni tampoco bajar dos terabytes de fansubs. Digo, para algo pago –y mucho- por el servicio de TV de cable.